Cuanto amor al mar, de verdad, cada vez que me he enfrentado con mi humilde existencia al mar, no salgo ileso, de lo que estoy convencido es que ese es mi lugar, que ahí pertenezco y podría quedarme horas sentado en la orilla, viendo el horizonte, perderme en esa delgada línea donde se acaba el mar y empieza el cielo.
Lo extraño
no se cuanto mas podre contener una nueva huida, una nueva fuega, solo espero que no tarde.
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