Un aeropuerto siempre es mágico y aquel no era la excepción.
Ella
no era de este lugar, se le notaba no solo por su físico, su acento y forma de vestir la delataba, Él
era un tipo normal, pero afortunado, de esos que se ganan el derecho de vivir a base de perseguir sueños.
En la prisa de llegar a la hora y lugar prometido para salir volando entre toda la gente que arrastra maletas y esperanzas, estaban ellos, se diferenciaban de todos porque no soltaron sus manos en ningún momento, ni siquiera cuando se acercaron al mostrador de la aerolínea.
Él: Buenas tardes, dos billetes a Madrid
Ella: ¿Ida y vuelta?
Él: No, solo de ida
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