Siempre he defendido la teoría de que la vida son instantes, y vale la pena estar en este mundo, buscando coleccionar esos breves momentos, en donde la felicidad llena el corazón e inquieta las manos, cuando todo en nuestro mundo se detiene y la vida toma un respiro, son instantes, momentos que se aferran a esperanzas.
Nunca he sido bueno dando consejos, como hacerlo cuando ni siquiera a veces puedo conmigo mismo, pero también muy de vez en cuando, logro atinar palabras que no hacen daño y que alimentan esperanzas.
No me gusta preocuparme mucho por un futuro que tal vez ni alcance, solo me gusta vivir, con mis ojos grandes y mi corazón que siente demasiado. |